El chico que flota

Hubo un tiempo en el que pensaba que podía flotar.

No lo consideraba una cualidad extraordinaria en mí, era algo que daba por sentado que todo el mundo podía hacer, solo había que aprender cómo. Tengo recuerdos impulsando los pies sobre el suelo, moviendo los brazos y deslizándome suavemente por el aire durante varios segundos. Una imagen tan arraigada que durante mucho tiempo, a lo largo de mi infancia, la sentí como real.

Hoy entiendo que debió ser un sueño muy vívido pero me gusta pensar que alguna vez floté de verdad y solo tengo que recordar cómo volver a hacerlo.

Compartir

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp

OTRAS ILUSTRACIONES